Por: Julián Báez
Fotos: Créditos a la red.
Videos: Juan Saga
Después de la tormenta
viene la calma o por lo menos eso parecía la tarde del 24 de Julio después de
la torrencial lluvia que azotó la ciudad de Puebla.
Eran poco después de las 5
de la tarde cuando me acerque a las puertas del teatro de la ciudad y pregunte
al guardia de seguridad si el concierto había empezado a lo que él respondió: ¿A
dónde vas? Al concierto; sin dudarlo volví a preguntar ¿Ya empezó? Creo que el
señor no sabía quien era yo, ni que me paso los días rondando esas calles para
ganarme una moneda, porque su actitud era la de no permitirme el acceso o tal
vez si y por eso hacía su trabajo; hasta que alguien desde dentro grito: ¡Hola
yulz! Al responder el saludo mágicamente el guardia me abrió el paso y me
auxilio para que pudiera ocupar mi lugar.
Eran como 5 y 10, al lado mío
estaba Juan Saga vocalista del Jed Saga
Blues arriba Paquito Fuga quien al saludarme bromeó conmigo a fondo alcance
a ver a Juan Carlos Bonilla de huaraches de charol y a pocos metros de ahí Toño
Larios quien recibió a Javier Páiz con un abrazo fraterno, igual de cálido como
el ambiente que se respiraba ahí. Entre el público, en
su mayoría músicos, se encontraban aquellos que han acompañado al cantautor
poblano José Luis Galindo en diferentes periodos de su carrera,
quien esa tarde nos había convocado para la presentación de su tercera etapa
musical, que esta vez se hacía acompañar por 10 canciones post pandemicas compiladas en un disco que lleva por nombre De
Vuelta Al Barrio.
Nadie mejor que su amigo,
colega y compadre Carlos Arellano para abrir la noche con El baile de las cosas; por la premura del tiempo que siempre avanza
y nunca perdona no hubo tiempo para el título de la siguiente rola que versaba:
“... Dice el gallo que hoy amanecí con la nuca vigilada...”. Para continuar
acompañando de un dueto con Iván García en la canción Amor veloz, Carlos abandono el escenario para que Iván, antes de
presentar al anfitrión, se reventara la de Estertor,
con esa nostalgia que evoca el abandono de la felicidad.
“Pues ahora si como en los
viejos tiempos vamos a rocanrolear” fueron las palabras de Galindo, justo
después de presentar a Iván Carrillo productor de este tercer disco en la
guitarra, Flavio Guzmán en el bajo, y, como desde hace treinta años, Fernando
Hernández en a batería (primer
baterista de Los del barrio).
Es
tan normal, canción que abriría la
noche para seguir con No va más,
primer sencillo de este disco producido en Casa
Yonki. Miedo es una canción
escrita en la pandemicas que hizo a José Luis Galindo recordar aquellas viejas
glorias del rock poblano en lugares como el Conelec
y La loma; pero que también sirvió
como homenaje a todos esos rocanroleros que ya no están.
“El amor no está peleado
con el rock al contrario es una forma de vida”
manifiesta Galindo antes del primer acorde de Una palabra de amor, una canción que refleja el vacío y la falta de
empatía en esta cotidianidad, para seguir con Tu nombre, tema enmarcado por la foto de la mamá del cantautor
quien trascendió de este plano existencial hace tres años y que es fuente de
vida e inspiración para el artista. Soldado
de la calle con dedicatoria para todos los qué nos dedicamos a este arduo
oficio del rocanrol; para continuar con En
donde estés, una forma de rendir homenaje a todos los amigos que han dejado
huella en la memoria musical de esta ciudad como: Juan Monedita, Mauro Azuara,
Lalo Bermúdez, entre otros. La primera lagrima
y Al otro lado a dueto con Iván García fueron las últimas canciones que me
dio tiempo escuchar, porque tenía que celebrar el cumpleaños de mi mamá, pero
sin duda uno cosecha lo sembrando a lo largo del camino y sin lugar a dudas
José Luis Galindo demostró una vez más entre nostalgia memoria y realidad que
el barrio lo respalda.