Para comenzar este escrito necesito aclarar varios puntos
querido lector, allí le van:
- El disco no existen aún (no se desesperen ahora explico un poco mas)
- La amistad que me une a Carlos no me permite ser
objetivo, esto no quiere decir que mi capacidad de escucha se vea limitada,
sino que algunas cosas se leerán como guayabazos
aunque no se pretenda eso.
- Las propuestas independientes en este país, sobreviven, pero si queremos cosas con mayor calidad de producción es necesario ayudar, y si, esa ayuda tiene que ser monetaria.
- La banda roquera poblana es muy cercana.
- ¿Quiere formar parte de la magia?
Aclarado lo anterior, no quiero que inicie esta lectura con un
mal-sabor pensando que lloverán una serie de hipérboles, por el contrario
quiero platicarle un poco de lo sucedido hace unos días en la capital poblana;
sin embargo como todo escrito es necesario ponerle en contexto querido lector.
Hace un par de semanas fui invitado por Carlos Arellano para un concierto que
no era del todo público, la idea era básicamente
reunir fondos para
iniciar la grabación del nuevo disco, este concierto fue en el
bellísimo lugar El Breve Espacio en la capital y para eso, Carlos convoco a un montón de fans –por
decirles de algún modo, porque uno termina volviéndose amigo de Carlos más que su fan– y aunque el
concierto no convoco a tantas personas como se propuso -esto debido al día (jueves)-
no fue un error como podría pensarse, resulta que los que pudimos escuchar este
presentación de canciones, nos volvimos de muchas maneras promotores de
esta nueva aventura del gran Carlos Arellano, la razón es muy simple, la tremenda mezcla de canciones que
están cocinándose es deliciosa.
Para quien no conoce la discografía del poblano les
parecerá una sorpresa la alineación con la que se hizo acompañar, sucede que mucha
Esta maravillosa alineación está compuesta por una base
impresionante con dos músicos de largos colmillos, Mario
Chánez en batería y Jaime
Alvarado "Maqaqo" en el bajo, la potencia del bajo combinada
con el estilo único de Mario permite que Gustavo
Espíndola en guitarra eléctrica y Carlos
González Marrufo en teclados, tengan una libertad completa para
generar sonidos únicos amalgamados perfectamente con la voz de Carlos.
El concierto fue en palabras del compositor, un ensayo
público, más que una presentación, quien mantuvo un dialogo
abierto con todos los presentes quienes disfrutábamos
del trabajo de nuestro
amigo, allí entre el público estaban grandes músicos poblanos.
Las canciones (sin nombre definitivo) sonaron y de que
manera, es
un bagaje de folk, rock, rock progresivo, blues, hillbilly, country, y
básicamente todo lo que Carlos escucha, suena a Soleil 12, mezclado con
Bob Dylan, mezclado con Otis Redding, y a su vez con Johnny Cash mezclado con
las guitarras de Mick Taylor todo fusionado con
Como sabrá querido lector, después de generar una pre-producción de un disco, que incluye, la composición de las letras, el desarrollo armónico de la música, y buscar que una banda se amarre para que suena todo en donde debe y como debe, es necesario comenzar la grabación del mismo, esto implica mas pasos como buscar donde se grabara, cuanto costara, los días que se hará, implica viajes, pagos de estancia, comidas y un largo etc., para después pasar a la parte de mezcla y masterización, esta parte es la más estresante porque los ingenieros pueden caer en ciertos vicios que no le gustan al músico, o viceversa, el pago de este paso, es tiempo, a veces este paso puede dejar un disco en stand by, por muchos meses o años, para continuar con el último paso que es mandar a maquilar, esto incluye el diseño del disco, el acomodo de las canciones, el tipo de envoltorio, el diseño del librillo, y otro largo etc.
¿Cansado de leer el proceso? Pues es más cansado hacerlo definitivamente.
Este
proceso los músicos lo ven como algo necesario para tener un producto que
exprese de manera oportuna, real y mágica lo que ellos nos quieren compartir.
Como imaginara querido lector este proceso es costoso, y justo
aquí es donde le digo que me vuelvo promotor del trabajo de mis amigos, en este
caso de Carlos.
El roquero poblano ya
regalo dos discos –Zombra cero y Canciones dispersas– creo que es importante regalarle un poco de
nosotros a él. ¿Cómo? Simple,
vaya a todos los conciertos donde vea anunciado el nombre de Carlos Arellano que pueda, o si de plano lo desea, busquelo y pidale su cuenta bancaria, créame no se arrepentirá nunca, ya sea por la
música, o por las canciones, o por la
convivencia con un ser grandioso como lo es él, o simplemente
por saber que puede formar parte del recurso de un disco que no dudo que se
volverá un disco clásico del rock mexicano (ya tiene 2 discos que lo lograron, Canciones Domesticas y El Baile de las Cosas).
¿No
quiere formar parte de la magia querido lector?
¡Agradecemos
al personal del Breve Espacio, lugar con 36 años de existencia, a Carlos Arellano, Aleida, a todos los musicazos poblanos que me encuentro cada vez que voy, y
especialmente a José Luis Galindo y su bella familia, quien no me dejo dormir
en las calles frías de Puebla!