Lo cierto es que la sala de concierto Roberto Cantoral
es magnífica visualmente, con una
arquitectura vanguardista. Gerardo Broissin, el arquitecto que dio vida a esta
obra, define el diseño del edificio como el movimiento de la batuta de un
director de orquesta,además las cinco
losas de concreto representan las líneas de un pentagrama, siempre rectas,
constantes, paralelas. La acústica del recinto es simplemente espectacular. Por
dentro el lobby tiene espacios amplios y multifuncionales, que pronto
se llenaron de celebridadescomo:
Claudio García, Rodrigo de Oyarzabal, Rudo Gómez, Gerry Meneses, Modesto López,
Beto y Magda, Carlos Arellano, entre muchos otros; todos expectantes
para este colosal concierto que sería un encuentro (para
algunos) y un reencuentro (para otros) con un grupo de culto como lo es la Camerata Rupestre,
pero ¿Por qué encuentro?
Justo en un texto anterior querido lector le hablaba de
que muchos
no tuvimos la posibilidad de ver a la Camerata
en los años que se mantuvieron activos, sin embargo, el
pasado1 de marzo, esto cambio, y
nosotros los que recién vimos a este maravilloso combo también cambiamos. La razón aunque obvia es imperante responderla,
el sonido tan imponente de está constelación de músicos pocas veces se puede
escuchar en vivo.
Empero, vamos por partes, para darle su justo lugar a
todo el evento, el arranque del concierto estuvo a cargo de
los músicos: David Haro y Víctor Hervank, quienes
junto al maestro Rosas,
recrearon una pequeña sala, que por supuesto daba la sensación de la bohemia,
que tanto nos gusta, así la tripleta de manera informal -entre
tragos, chistes, guitarras y relatos - nos llevo por un camino que a todos nos
emociono, una justa entrada para el gran plato principal que se venía.
El arranque de la Camerata fue realmente apoteósico sobre
todo, una sorpresa agradable al oído por lo amarrados que están, es decir, el
combo parece no tener errores. Lo interesante resulta en el tiempo que
no han tocado juntos, tal parece como si nunca hubiesen dejado de hacerlo.
Las intervenciones de Armando
Rosaspara contener a un público entregado pero con mucha
emoción y energía contenida, fueron adecuados y al menos para mí, muy mesurados,
pocas
veces se ve al autor con tanta tranquilidad por más desesperantes que fueran
los asistentes que eufóricos se metían con Rosasen
una muestra de amor primigenio.
Los tremendos solos de Carlos Torres, Javier Platas, Mónica del Águila e Ignacio
Alfonso nos dejan claro que la Camerata Rupestre goza de muy buena
salud,el
recorrido por las canciones más emblemáticas de su discografía (Tocata, fuga y apañon, La evolución de las
especies, ambos grabados con Pentagrama) nos dejo con ganas
de que este concierto nunca terminara, todo esto se aderezo con
canciones clásicas de Armando Rosas en su etapa
solista, lograron un banquete digno de reyes.
El principal atractivo de escuchar a estos maravillosos
músicos, es el sincretismo de ritmos que de manera honesta se entremezclan y
donde no se puede distinguir, sí es música de cámara, sí es rock, sí es blues,
sí es rupestre, todo suena a la Camerata Rupestre, nada se escucha
fuera de lugar, ningún sonido se encima en otro, cada nota esta puesta en el
lugar que le corresponde, y eso querido lector solo se puede lograr con músicos
eruditos en el tema, dándole certeza al concepto de arriba.
Así querido lector, después de casi dos horas de
concierto y con la tremenda canción el Ombligo del mundo se dio por terminada
unaintensa tarde, dejándome
la esperanza de que esta constelación llamada Camerata Rupestre liderada por Armando
Rosas, grabe un nuevo disco, si eso pasa querido lector, le aseguro que será
espectacular.
¡Agradecemos
a todo el equipo de El Cantoral, así como al equipo de Armando Rosas,en particular a Claudia López, y por supuesto
al gran señor de los detalles!