“Finalmente
aquí dejo este puñado de canciones esperando que los pueda acompañar en alguna
de estas tardes lluviosas. Les abrazo.”
José
Luis Galindo
Siempre me gusta contar la historia de cómo conocí a José Luis Galindo,
no esperen no me exprese correctamente, al
gran José Luis Galindo, lo he dicho en muchas ocasiones, las
sorpresas de la vida son siempre una casualidad ¿O acaso una causalidad? Y
ese azar me hizo encontrar sin hacer absolutamente nada, una de las joyas
escondidas que tiene la ciudad de Puebla, por supuesto hay que agradecer al
buen Cruz Croix, por invitarlo al quinto aniversario de la estación, aunque
pensándolo bien, no es una joya escondida, el Galindo es muy conocido en
Puebla, primero por su trabajo con Los del barrio, y después por ese legendario
disco llamado Bar el Parque, disco de culto en el rock de la periferia de esa
ciudad.
La cercanía de José
Luis
con Carlos Arellano, de primera instancia, nos hace pensar que sigue los pasos rupestres,
nada más fallido, pues su lirica ha logrado tener voz propia,
es casi instantáneo reconocer sus versos, mismo que gozan de una buena dosis
poética,
que para sorpresa de muchos están metidos en un rock desgarbado y crudo; porque
así son los barrios llenos de alegría, colores, olores, sabores, pero también
son peligrosos, patosos y rudos.
Lograr tal sincretismo ha sido un esfuerzo muy grande para
el compositor pues aunque suene algo sencillo, lograr que tenga
sentido ese estruendo musical con esas liricas tan poéticas solo se puede
lograr con lasherramientas adecuadas y
mucha experiencia, quizá por esto este miembro fundador del Frente Rockero de Puebla tiene solo tres
producciones.
Ya en otra ocasión hablamos de la segunda producción,
45, nombre simple que refleja todo lo que estaba viviendo el autor por aquellas
épocas, con un sonido más apegado al hard
rock setentero.
Pero el pasado, tiene que quedarse allí, y José Luis Galindo lo sabe, es por eso que
para esta tercera producción de nombreDe vuelta al barrio,tomó una serie de decisiones drásticas, como
permitirse producir por Carlos Iván Carrillo, grabar en Casa Yonki, y tener una
alineación de músicos que no serian los más obvios para una grabación de Galindo, aunque
sorpresivamente Fernando Hernández (Los del barrio) toma la batería de este
disco, con un trabajo crudo que, me parece le da ese sonido que se buscaba. Carlos
Iván Carrillo (Los yonkis) entra al
quite en el sintetizador dándole ese sonido particular yonkiniano, que le da un toque de frescura, esto al
combinarse con la crudeza de Hernández logra llevar el disco al siguiente
nivel, y de esa manera es como se olvida uno de 45, la producción anterior. Adolfo
Ortiz, viejo lobo de mar, pone su granito de arena en el bajo, llenando los
huecos entre sintetizador y batería, toda esta mezcla solo
puede tener sentido cuando las guitarras de José Luis, hacen su aparición (como
las botanas saladas con su toque de chocolate o el chocolate con sal de mar),
reventando, alineando y manipulando los sonidos, para que tenga coherencia la
voz y los versos que canta.
Desmenuzar un disco de estas proporciones, es
complicado, es necesario tomarse el tiempo y la atención para lograrlo,
descubrir cada sonido, y pensar porque se puso un sonido en ese lugar, lo que
lleva a pensar porque las canciones se acomodaron de esa manera, y escuchar la
letra, lo que se dice y porque se dice, despues de tanto escuchar es claro para propios y
extraños que este trabajo, De
vuelta al barrio, es sin duda alguna el long
play más introspectivo en la carrera de Galindo.
Quizá por eso resulte difícil entender porque se permitió
invitar a Iván García y Pedro Sandoval, sobre todo en sendas canciones,
aunque tomando en cuenta que la directiva de la producción buscaba redefinir el
disco, no sorprende. Uno de estos duetos me gusto, el otro no tanto, aunque yo
definitivamente regrabaria la voz, para
no inmiscuirme en sus oídos querido lector, no le mencionare cual es cual.
Tu
nombre es la canción que se sale de todo el concepto, una canción
terriblemente emotiva, no estuve en el estudio cuando se grabó, pero estoy
seguro que no fue fácil para el autor, se nota en algunos
momentos el quiebre en la voz, un homenaje al puro estilo de José Luis, muy
acertada la guitarra con esos slides bluseros.
Es
tan normal retoma ese sonido medio funky, medio blues que es perfecta para terminar el disco ¿Por qué creo
que es perfecta? Porque te deja con ganas de escuchar más rolas, de verdad
piensas que sigue otra canción, o que el disco no va a terminar jamás, y cuando
termina, te deja pasmado, y te obliga a escucharlo de nuevo.
No
va más,primer sencillo
que se lanzo, es la canción donde pudimos entender que este disco, lograba una evolución
palpable en el sonido que había manejado hasta ahora, aunque me parece que se
le dio poco tiempo, logro su objetivo, dejarte con ganas de escuchar el disco
completo.
Y sí, querido lector, solo le daré la referencia de
tres canciones porque quiero que se maraville con esta obra, cómo lo hice yo.
En un principio pensé en reseñar cada canción, pero después
de analizar en lo injusto que se siente cuando alguien te
cuenta una buena película decidí permitirle descubrir uno de los mejores discos
que escuchara en su vida, con una lirica que, de primer momento
parece pegada a una triste canción de amor, hasta que descubra que son los
escenarios y los personajes los verdaderos protagonistas de esta compendio de
versos vueltos canciones.
Ahora
las sorpresas: José Luis Galindo regaló su disco en youtube y
aquí mismo se lo dejo para que lo escuche; pero si usted es de esas personas
como yo, que gusta de poder tocar las joyas que escucha, el
disco físico lo puede conseguir con el autor en su facebook, o en las próximas presentaciones, la más cercana, será el próximo 24 de
agosto en el ya conocido sindicato rupestre
No
deje de escuchar este enorme disco querido lector, estoy muy seguro de que la sensación
que le dejara será única.
Después de la tormenta
viene la calma o por lo menos eso parecía la tarde del 24 de Julio después de
la torrencial lluvia que azotó la ciudad de Puebla.
Eran poco después de las 5
de la tarde cuando me acerque a las puertas del teatro de la ciudad y pregunte
al guardia de seguridad si el concierto había empezado a lo que él respondió: ¿A
dónde vas? Al concierto; sin dudarlo volví a preguntar ¿Ya empezó? Creo que el
señor no sabía quien era yo, ni que me paso los días rondando esas calles para
ganarme una moneda, porque su actitud era la de no permitirme el acceso o tal
vez si y por eso hacía su trabajo; hasta que alguien desde dentro grito: ¡Hola
yulz! Al responder el saludo mágicamente el guardia me abrió el paso y me
auxilio para que pudiera ocupar mi lugar.
Eran como 5 y 10, al lado mío
estaba Juan Saga vocalista del Jed Saga
Blues arriba Paquito Fuga quien al saludarme bromeó conmigo a fondo alcance
a ver a Juan Carlos Bonilla de huaraches de charol y a pocos metros de ahí Toño
Larios quien recibió a Javier Páiz con un abrazo fraterno, igual de cálido como
el ambiente que se respiraba ahí. Entre el público, en
su mayoría músicos, se encontraban aquellos que han acompañado al cantautor
poblano José Luis Galindo en diferentes periodos de su carrera,
quien esa tarde nos había convocado para la presentación de su tercera etapa
musical, que esta vez se hacía acompañar por 10 canciones post pandemicas compiladas en un disco que lleva por nombre De
Vuelta Al Barrio.
Nadie mejor que su amigo,
colega y compadre Carlos Arellano para abrir la noche con El baile de las cosas; por la premura del tiempo que siempre avanza
y nunca perdona no hubo tiempo para el título de la siguiente rola que versaba:
“... Dice el gallo que hoy amanecí con la nuca vigilada...”. Para continuar
acompañando de un dueto con Iván García en la canción Amor veloz, Carlos abandono el escenario para que Iván, antes de
presentar al anfitrión, se reventara la de Estertor,
con esa nostalgia que evoca el abandono de la felicidad.
“Pues ahora si como en los
viejos tiempos vamos a rocanrolear” fueron las palabras de Galindo, justo
después de presentar a Iván Carrillo productor de este tercer disco en la
guitarra, Flavio Guzmán en el bajo, y, como desde hace treinta años, Fernando
Hernández en a batería (primer
baterista de Los del barrio).
Es
tan normal, canción que abriría la
noche para seguir con No va más,
primer sencillo de este disco producido en Casa
Yonki. Miedo es una canción
escrita en la pandemicas que hizo a José Luis Galindo recordar aquellas viejas
glorias del rock poblano en lugares como el Conelec
y La loma; pero que también sirvió
como homenaje a todos esos rocanroleros que ya no están.
“El amor no está peleado
con el rock al contrario es una forma de vida”
manifiesta Galindo antes del primer acorde de Una palabra de amor, una canción que refleja el vacío y la falta de
empatía en esta cotidianidad, para seguir con Tu nombre, tema enmarcado por la foto de la mamá del cantautor
quien trascendió de este plano existencial hace tres años y que es fuente de
vida e inspiración para el artista. Soldado
de la calle con dedicatoria para todos los qué nos dedicamos a este arduo
oficio del rocanrol; para continuar con En
donde estés, una forma de rendir homenaje a todos los amigos que han dejado
huella en la memoria musical de esta ciudad como: Juan Monedita, Mauro Azuara,
Lalo Bermúdez, entre otros. La primera lagrima
y Al otro lado a dueto con Iván García fueron las últimas canciones que me
dio tiempo escuchar, porque tenía que celebrar el cumpleaños de mi mamá, pero
sin duda uno cosecha lo sembrando a lo largo del camino y sin lugar a dudas
José Luis Galindo demostró una vez más entre nostalgia memoria y realidad que
el barrio lo respalda.