Por Elizabeth León Rommy
Los
asientos en el escenario desnudo, libros dispersos y apilados, una cabeza de cerdo en el centro, una mujer
vestida de azul recargada en la pared, un hombre la observa, pero su mirada no
es tan insistente como la del público, que se encuentra a la expectativa de la
tercera llamada que nunca llega. En esos momentos más de uno pensamos sobre la
posibilidad de que la obra hará participe al público, o quizá sea alguna
estrategia para poder apreciar un movimiento que posiblemente se hará más
adelante o nos levantarán de las sillas para incorporarnos en el escenario. Finalmente
el silencio se rompe cuando el hombre comienza la charla con un simple e
imperativo: “Ustedes juzgarán”.
Bola de
carne, creación escénica de Micaela Gramajo y Bernardo Gamboa;
es una obra difícil de comprender, quizá con ciertas bases en conocimiento
sociológico seria mas fácil hilar la historia de los dos hermanos Demetrio y
Chiron que inicia en la cacería de cerdos a Lavinia. El acontecimiento central
provoca un intenso malestar. El culpable queda absuelto, el hermano inocente
será juzgado y castigado además el público es el encargado en enjuiciar al
culpable.
Para
quienes demandamos un teatro más pensante, esta obra es un ejemplo del teatro
encargado de cuestionar la existencia del hombre a partir de sus construcciones
sociales. La crítica va desde los valores de una moral compleja y transmutable
hasta las instituciones sociales siempre confrontadas con las leyes naturales.
Durante
la obra hay un “intermedio”, que aparentemente esta fuera de contexto el
cual es un fragmento actuado del debate que sostuvieron Foucault y Chomsky
en la Universidad de Ámsterdam en el año de 1971,
dentro del International
Philosophers Project donde argumentan la función de las
instituciones, el respaldo social de ellas, la exclusión, la justicia, los
valores universales y el poder. Concluyendo que hablar de justicia es un hecho
de discursos demagógicos en donde si no estamos de acuerdo con algo, lo
aceptamos porque es necesario que exista.
El
enfrentamiento corporal y verbal no queda fuera de apreciación dentro de la
obra, al contrario, la
creación escénica que logra el dramaturgo y la actriz es tan intensa como lo
demanda la discriminación, el racismo y el maltrato. Las voces para narrar a cada uno de los personajes
de la historia, logran captar su personalidad y distinguirlos para ser amados u
odiados, estos van desde un acento hasta sonidos guturales o silencios
oportunos.
Un
semidesnudo es menos agresivo y violento que la vergüenza que sentimos de nuestras
propias y ridículas leyes.
Sería una lástima no verla nuevamente en cartelera,
me encantaría que en un futuro podamos disfrutarla en otros espacios, donde los
amantes del teatro y los no amantes, podamos apreciar y cuestionarnos sobre si
realmente se ama a la libertad o solo es una utopía más de discursos
intelectuales.
¿Qué
somos? ¿Bola de carne? ¿Somos animales en cacería, cazados o domesticados?
Quizá la respuesta sea: “Se
les puede eliminar, pero domesticarlos es criminal”
Muchas incógnitas. Una gran obra, elementos para
realizar un debate; una
obra que sin duda volvería a ver y que estará en corta temporada 28 y 29 de
junio; 5 y 6 de julio a las 20:00 hrs. en el Teatro Orientación del Centro
Cultural del Bosque.
¡AGRADECEMOS
EL APOYO DE CORINA ROJAS Y TODO EL PERSONAL DEL CENTRO CULTURAL DEL BOSQUE!
Paseo de la
Reforma y Campo Marte
Metro
Auditorio.
Estacionamiento
gratuito limitado, sujeto a disponibilidad.
Teatro
Orientación
Funciones: 19,
20, 21, 22, 28 y 29 de junio 5 y 6 de julio
Horarios:
Jueves y viernes 20:00 h, sábados 19:00 h. y domingos 18:00 h.
Duración
aproximada: 75 min.
Cupo limitado
a 50 personas
$150